
¿Cuál es la diferencia entre mantequilla y margarina?
La elección entre mantequilla y margarina es un tema recurrente en dietética y cocina. Ambas grasas se utilizan para cocinar, hornear o untar, pero sus diferencias en composición, impacto en la salud y rendimiento culinario son clave para tomar decisiones informadas.
Origen y composición
La mantequilla es un producto lácteo obtenido al batir la nata de la leche, rica en grasas saturadas (63% de su contenido total) y colesterol. Su proceso tradicional incluye pasteurización y fermentación en algunos casos.
La margarina, en cambio, es una alternativa vegetal creada en el siglo XIX como sustituto económico de la mantequilla. Se elabora con aceites vegetales hidrogenados o interesterificados, agua, emulsificantes y vitaminas añadidas (como A y D).
Su perfil graso varía según la marca, pero suele contener grasas insaturadas y en versiones modernas, puede carecer de grasas trans.
¿Qué las diferencia en la cocina?
En repostería, la mantequilla aporta sabor único y textura cremosa gracias a su punto de fusión (32–35°C). Es ideal para masas hojaldradas y galletas crujientes.
La margarina, con menor contenido de agua y mayor punto de fusión, puede alterar la estructura de postres si no se ajusta la receta. Sin embargo, su versatilidad en salsas o panes integrales es destacable.
Para freír, las margarinas con alto contenido de grasa (sin agua) resisten mejor altas temperaturas que la mantequilla, que quema a partir de 177°C.
¿Cuál elegir según tus necesidades?
En mercados como Chile, la margarina suele ser un 20-30% más económica que la mantequilla, especialmente en presentaciones industriales.
Sin embargo, opciones premium como margarinas con omega-3 o mantequillas orgánicas igualan precios, influidos por certificaciones y procesos de producción.
La elección entre mantequilla y margarina depende de objetivos nutricionales, preferencias culinarias y valores personales. Para reducir grasas saturadas, las margarinas modernas son una alternativa viable.
Si priorizas sabor y minimizar procesamiento, la mantequilla orgánica podría ser tu opción. En cocina, experimentar con ambas ayuda a adaptar recetas sin sacrificar calidad.
1. Mantequilla
Se usa tradicionalmente para dar sabor y textura a masas de kuchen o tortas caseras. También es habitual utilizarla para preparar salmón a la plancha o sofreír cebolla en algunas preparaciones como pino para empanadas o pastel de choclo.
2. Margarina
Es común en panaderías industriales y hogares para la preparación de pan amasado, berlines, galletas artesanales y algunos queques. Su bajo costo y facilidad para trabajar en frío la hacen preferida en producción a gran escala.
Perfil nutricional
Según datos del USDA y estudios de la Clínica Mayo, las diferencias nutricionales son notables. La mantequilla aporta 717 kcal, 81 g de grasa (51 g saturadas), 215 mg de colesterol y vitaminas liposolubles como A y E.
La margarina, dependiendo de su formulación, contiene entre 500-700 kcal, 58–80 gramos de grasa (10–20 g saturadas), 0 mg de colesterol y suele estar fortificada con omega-3 o fitoesteroles para reducir el colesterol LDL.
Este contraste posiciona a la margarina como opción más baja en grasas saturadas, un factor relevante para guías de salud pública como las del Ministerio de Salud de Chile, que recomienda limitar su consumo al 10% de las calorías diarias.
Impacto en la salud
Las grasas saturadas de la mantequilla han sido vinculadas a un aumento del colesterol LDL («malo»), según revisiones de la American Heart Association.
Sin embargo, algunos estudios recientes sugieren que su efecto es menos perjudicial que el de las grasas trans, hoy eliminadas de la mayoría de las margarinas comerciales.
Las margarinas enriquecidas con fitoesteroles pueden reducir la absorción de colesterol intestinal en un 10-15%, según la Universidad de Harvard.
Además, son opciones viables para dietas vegetarianas o veganas, aunque su procesamiento industrial todavía continúa generando críticas en movimientos «clean label».
Huella ambiental y sostenibilidad
La producción de mantequilla tiene un mayor impacto ambiental por la ganadería bovina, responsable del 14.5% de las emisiones globales de metano, según la FAO.
En contraste, las margarinas basadas en aceites de colza o girasol tienen una huella de carbono 3–5 veces menor, aunque el uso de aceite de palma en algunas marcas genera preocupación por deforestación.

