
Recetas tradicionales generadas por IA
La inteligencia artificial (IA) puede ser una herramienta extremadamente útil en muchos aspectos de nuestra vida cotidiana, incluida la gastronomía, permitiéndonos, por ejemplo, generar ideas basadas en los ingredientes que tenemos a mano o responder dudas básicas sobre técnicas culinarias o temperaturas de cocción.
Recetas tradicionales con historia
Cuando se trata de gastronomía tradicional, esa que tiene historia, identidad y memoria, confiar en recetas generadas por IA ha demostrado que sólo es una forma de socavar culturalmente algunas preparaciones y perpetuar los errores que abundan en muchos sitios de Internet.
Y por si te lo preguntas, todas las referencias utilizadas en este artículo son escenarios completamente reales producidos por algunos de los agentes de IA más populares como ChatGPT, Perplexity o Gemini.
Contenido
- Recetas tradicionales con historia
- 1. Refleja los sesgos de Internet
- 2. Inventa y alucina
- 3. No entiende el contexto
- 4. No tiene una opinión real
- 5. Responde como si fuera un experto
- 6. Confunde medidas y proporciones
- 7. Diluye la esencia cultural
- 8. Puede ser peligrosa para tu salud
- 9. No tiene gusto, olfato ni intuición
- 10. No reconoce a los creadores de contenido
1. Refleja los sesgos de Internet
El entrenamiento de estos modelos se basa en grandes cantidades de contenido web, que ya de por sí está lleno de sesgos, propios de la incapacidad de motores de búsqueda como Google de identificar verdadero contenido relevante, sin contar el predominio de la cocina anglosajona o francesa, recetas occidentalizadas, modas alimentarias sin sustento, entre otros.
Es bien sabido que muchos asistentes de IA no solo se alimentan de fuentes masivas, sino que, cuando no disponen de la información precisa, inventan y crean relaciones inexistentes. En lugar de corregir lo que ya estaba mal o indicarte que no posee la respuesta, lo amplifica y lo distorsiona aún más.
2. Inventa y alucina
La IA está diseñada para predecir la siguiente palabra más probable, no para garantizar la veracidad de lo que escribe. Es por esto que cuando no tiene suficiente información o cuando las fuentes son contradictorias, simplemente rellena los vacíos con “inventos verosímiles” o “redacciones creativas”.
Así nacen indicaciones como «cocinar la pasta directamente en leche para lograr una textura cremosa» o «utilizar clavo de olor si no dispones de comino». Es decir, ni siquiera hablamos de un mal chef, sino de un sistema que confunde cantidad con calidad y que prioriza lo que es frecuente en la web, aunque esté mal.
3. No entiende el contexto
La IA no tiene conciencia de estacionalidad, ni de geografía, ni de contexto cultural. Puede sugerirte hacer un strudel con frutillas en pleno invierno patagónico o indicar que utilices jengibre fresco para una receta campesina chilena del siglo XIX.
Su mirada es global, sí, pero también profundamente desconectada de las tradiciones y de lo que es correcto en esos contextos, «creando» recetas que suenan bien, pero que no se pueden ejecutar con sentido ni respeto por el lugar y el tiempo donde se cocina.
4. No tiene una opinión real
A diferencia de un recetario tradicional, donde un autor prueba, ajusta y responde por su propuesta, las recetas de IA son solo simulaciones lingüísticas. No hay pruebas, no hay validación sensorial, ajustes sutiles, ni experiencia real detrás.
Todo lo que ofrece es, en el mejor de los casos, una conjetura que uniformiza hacia lo mediocre. En la práctica, eso se traduce en masas que no levan, fondos que saben a nada o carnes mal selladas. Lo que es peor, sin la capacidad de dar pistas claras de qué falló ni cómo evitarlo la próxima vez.
5. Responde como si fuera un experto
Uno de los riesgos más sutiles es el tono de autoridad utilizado. La IA te responderá cosas con una familiaridad y seguridad tal, que pareciera estar canalizando la voz de un gran chef o de nuestras abuelas sabias.
Pero detrás de esa seguridad hay una enorme debilidad. No tiene criterio, ni juicio culinario, ni experiencia empírica. Solo repite patrones del lenguaje con alta probabilidad, incluso cuando está completamente equivocada.
6. Confunde medidas y proporciones
Al tomar datos de muchas fuentes sin validarlas, suele mezclar sistemas de medidas (gramos, tazas, onzas), con una clara tendencia a utilizar notación inglesa (que utiliza puntos en lugar de comas), proponiendo cantidades absurdas, confundiendo principalmente a cocineros poco experimentados.
Desde recetas que utilizan medio kilo de azúcar para cuatro porciones o que indican una cucharada de levadura para una masa de 100 gramos, arruinando preparaciones y reflejando una falta de criterio básico.
7. Diluye la esencia cultural
La cocina tradicional no es una colección de ingredientes y pasos, es identidad, memoria, técnica y contexto que la IA, al mezclar recetas de distintas fuentes sin distinguir orígenes ni procesos, termina generando híbridos confusos.
Puede convertir un pan campesino en una especie de brioche, o fusionar elementos de recetas distintas bajo un mismo nombre cuando es utilizado en diferentes países, creando falsas narrativas culinarias que luego se reproducen como si fueran legítimas.
8. Puede ser peligrosa para tu salud
En temas como fermentaciones, carnes crudas o conservas, la IA puede dar consejos inexactos o directamente peligrosos relacionados con la seguridad alimentaria, como los riesgos de fermentar ciertos alimentos a temperatura ambiente o no advertir sobre la cocción adecuada de algunos ingredientes complejos.
Lamentablemente, esto es mucho más común de lo que se cree, ya que utilizando un tono de confiado, basado en fuentes de información que han sido seleccionadas principalmente por intereses publicitarios, quienes no tienen experiencia pueden estar siguiendo indicaciones riesgosas para la salud.
9. No tiene gusto, olfato ni intuición
En la cocina real, uno ajusta sobre la marcha la cantidad, la temperatura o los electrodomésticos disponibles. Saber el orden del sofrito según la preparación o cuándo la masa necesita más líquido según tu tacto o cuándo el fondo del arroz se empieza a pegar por el olor.
La IA no puede reemplazar esa sensibilidad, esa conexión directa con lo que se cocina. Y cuando falla, no puede ayudarte a corregir, sino que tan solo volverá a repetir lo mismo con palabras nuevas, o incluso confundirá aún más las cosas.
10. No reconoce a los creadores de contenido
Mucho del contenido que genera está basado en miles de textos y recetas publicados por personas reales. Pero como no cita ni da crédito, reproduce estas ideas como si fueran propias.
Y en el caso de recetas tradicionales, esto es especialmente problemático, porque invisibiliza el origen y borra el valor cultural de quienes han recopilado o heredado estas prácticas, muchas veces casi desaparecidas incluso en la tradición oral. Sin duda forma de apropiación sin reconocimiento.
En resumen, la IA puede ser útil para resolver una comida rápida o inspirarse un día con prisa. Pero cuando se trata de cocina patrimonial, la que se transmite de generación en generación y define una cultura, la inteligencia artificial no es neutral ni inocente.
Al contrario: reproduce errores, disfraza inventos como certezas y genera una nueva capa de desinformación sobre una tradición que ya ha sido muchas veces mal contada.
Por eso, en lugar de confiar en recetas generadas por un algoritmo, es mejor escuchar a quienes han cocinado toda su vida, leer libros de autores serios y mantener viva la memoria culinaria desde la experiencia y el respeto.







