
Científicos chilenos han alcanzado un importante hito científico al secuenciar completa y exitosamente el ADN del erizo de mar (Loxechinus albus), el jurel (Trachurus murphyi) y el loco (Concholepas concholepas), sumando estas especies emblemáticas del litoral chileno a la ambiciosa meta del “Proyecto 1000 Genomas”.
Esta iniciativa nacional, articulada por la Universidad de Concepción junto al Instituto Milenio Centro de Regulación del Genoma (CRG) y con colaboración de múltiples universidades y centros científicos, busca crear un mapa genético exhaustivo de la biodiversidad chilena, permitiendo avanzar en conservación, innovación biotecnológica y gestión de recursos pesqueros.
¿Qué implica la secuenciación?
Secuenciar el genoma significa descifrar el “manual de instrucciones” biológico completo de cada especie. Esto entrega información crucial para comprender la evolución, adaptaciones ecológicas y vulnerabilidad genética de especies fundamentales para la economía y la cultura alimentaria del país.
En el caso del erizo, jurel y loco, claves para la pesca y acuicultura nacional, la obtención de genomas de referencia permitirá:
Identificar genes asociados a resistencia a enfermedades, fertilidad, crecimiento o adaptación a condiciones oceanográficas, fundamental en el contexto del cambio climático.
Implementar estrategias de manejo pesquero basadas en evidencia, contribuyendo a la sustentabilidad y combate a la sobreexplotación o la pesca ilegal.
Facilitar investigaciones que abren oportunidades para el desarrollo de productos biotecnológicos derivados del mar chileno (enzimas, compuestos bioactivos, etc.).
Fortalecer programas de conservación genética, considerando la diversidad intraespecífica y las poblaciones vulnerables.
Colaboración a escala nacional
El Proyecto 1000 Genomas está conformado por un consorcio de más de 70 investigadoras e investigadores, provenientes de 20 universidades distribuidas por todo el país.
La iniciativa no solo involucra la secuenciación de especies marinas, sino que aspira a abarcar la mayor parte posible del patrimonio genético de flora, fauna y microbiota chilena.
Además, integra tecnología de última generación, ensambles genómicos de calidad “gold standard” y una política de datos abiertos para promover el acceso libre al conocimiento resultante.
Participación ciudadana
Uno de los aspectos innovadores del proyecto es la participación abierta de la ciudadanía y comunidades locales, quienes pueden sugerir especies prioritarias para ser secuenciadas.
Además, el proyecto chileno establece alianzas con referentes internacionales, como el Earth BioGenome Project (EBP) y el European Reference Genome Atlas (ERGA), lo que ayuda a insertar la biodiversidad chilena en bases de datos y estudios globales de genética y evolución.
Perspectivas futuras
Los genomas del erizo, jurel y loco son apenas el inicio de una cruzada que aspira a descifrar la información genética de cientos de especies, algunas desconocidas o subvaloradas hasta hoy y posicionar a Chile como líder latinoamericano en genómica y ciencia de la biodiversidad.
Esta labor, al mismo tiempo, es una herramienta estratégica para el desarrollo sostenible, la protección del océano y el legado para futuras generaciones.







