Por Comidas Chilenas
El 4 de noviembre de 1925, el botánico estadounidense Ivan Murray Johnston descubrió una especie de flor única en la Región de Atacama, este ejemplar, conocido como «cardo santo», fue clasificado científicamente como Argemone crassifolia, sin embargo, Johnston sólo especificó como referencia geográfica el lugar «Quebrada Cañas near well», una localización que hoy en día es desconocida.
A pesar de su descubrimiento, la flor fue vista por última vez en 1925, y en 2010, el Comité de Clasificación de Especies Silvestres del Ministerio de Medioambiente la declaró extinta debido a la falta de colecciones actuales. La falta de evidencias recientes y los esfuerzos infructuosos para encontrarla en el terreno llevaron a esta declaración.
La noticia de su «extinción» motivó a un grupo de investigadores del Banco Base de Semillas del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) Intihuasi a reanudar la búsqueda.
Sergio Ibáñez, uno de los investigadores, detalla que el desafío fue considerable. Estudiaron el único ejemplar conocido del herbario y analizaron notas de Johnston para establecer una posible ubicación.
Se revisaron antiguos registros topográficos y se identificaron lugares cercanos a Copiapó que coincidían con la altitud mencionada por Johnston.
En 2021, los científicos finalmente localizaron la planta en la Quebrada Cañas, confirmando su existencia después de un siglo de ausencia.
Ibáñez destaca que el redescubrimiento fue el resultado de un esfuerzo meticuloso y coordinado, incluyendo la consideración de factores climáticos y la precisión en la recolección de datos.
Durante la expedición, se llevó a cabo un censo de los ejemplares encontrados y se recolectaron muestras para su conservación en el Banco Base de Semillas del INIA.
El Argemone crassifolia, que pertenece al género Argemone, se destaca por sus características únicas en comparación con otras especies chilenas, como la ausencia de espinas y hojas gruesas.
El hallazgo de esta flor tiene una importancia significativa. El Argemone crassifolia es considerada una especie clave dentro de la flora de la Región de Atacama y tiene potencial medicinal debido a sus compuestos bioquímicos.
Su redescubrimiento no solo aporta al conocimiento botánico, sino que también abre nuevas oportunidades para investigar sus posibles aplicaciones en la salud.
El INIA Intihuasi ha tomado medidas para preservar la planta, incluyendo la conservación de semillas en su banco, dada la amenaza de actividades mineras en su hábitat natural, la protección y el estudio continuos de esta especie son esenciales para asegurar su supervivencia a largo plazo.