
Sofrito de ajo y cebolla
En la cocina, los pequeños detalles marcan la diferencia entre un plato bueno y uno excepcional. Uno de esos secretos poco conocidos, pero fundamental, es el orden en el que se saltean el ajo y la cebolla. Aunque parezca un paso insignificante, decidir cuál va primero puede alterar por completo el sabor y la textura de tus preparaciones.
La ciencia trás del sofrito perfecto
Tanto el ajo como la cebolla son la base de innumerables recetas, pero cada uno reacciona de manera distinta al calor. El ajo contiene compuestos sulfurados que se activan al cortarse y se transforman con la cocción, liberando un aroma intenso. Sin embargo, si se expone demasiado tiempo al fuego, puede volverse amargo.
Por su parte, la cebolla tiene un alto contenido de agua y azúcares naturales. Cuando se cocina, primero pierde humedad y luego comienza a caramelizarse, desarrollando un sabor dulce y profundo. El orden en que estos dos ingredientes entran en la sartén determina cómo se integran sus sabores en el plato final.
¿Cuándo usar primero el ajo?
Comenzar el sofrito con el ajo permite que sus aceites esenciales se impregnen en la grasa de cocción, creando una base aromática más intensa. La clave está en cocinarlo a fuego medio-bajo, removiendo constantemente para evitar que se queme. Cuando el ajo empieza a dorarse ligeramente, se añade la cebolla.
La humedad que libera la cebolla frena la cocción del ajo, evitando que se vuelva amargo pero manteniendo su sabor prominente. Esta técnica es ideal para platos donde el ajo debe ser el protagonista, como un charquicán con huevo, una cazuela de ave o una paila marina.
¿Cuándo usar primero la cebolla?
Si lo que buscas es una base más suave y caramelizada, lo mejor es empezar con la cebolla. Al saltearla a fuego lento, suelta su agua y se va dorando poco a poco, desarrollando un sabor dulce y complejo. Una vez que está transparente y comienza a tomar color, se incorpora el ajo.
De esta manera, el ajo se cocina menos tiempo y su sabor queda más integrado, sin sobresalir demasiado. Este método funciona perfectamente en guisos como los porotos con riendas, un estofado de carne o una carbonada chilena, donde se busca un fondo de sabor equilibrado.
¿Cuándo usar cada técnica?
La elección entre empezar con el ajo o la cebolla depende del resultado que quieras lograr. Si deseas un toque potente y aromático, el ajo debe ir primero. Si prefieres una base más dulce y redonda, comienza con la cebolla.
En algunos casos, incluso se pueden cocinar por separado y luego unirlos, sobre todo en platos donde ambos ingredientes deben mantener su identidad. Por ejemplo, en un tomaticán o un pastel de choclo, se puede dorar el ajo aparte y añadirlo al final para que su sabor permanezca fresco y vibrante.
La importancia de los detalles
El orden en el sofrito no es una regla rígida, sino una herramienta más para controlar los sabores en la cocina. Experimentar con estas variaciones te permitirá descubrir nuevas dimensiones en tus platos y ajustarlos exactamente a tu gusto.
¿Has notado la diferencia al cambiar el orden del ajo y la cebolla? ¿Tienes alguna receta en la que este detalle sea clave?







