
Frutillas chilenas
La frutilla, fresa chilena, frutilla blanca o frutilla de la costa de Chiloé (Fragaria chiloensis) es una planta herbácea, con raíces familiares en el género de las rosáceas que crece en América del Sur y en América del Norte en una inmensa diversidad de suelos y condiciones climatológicas.
Esta planta chilena es la progenitora de la frutilla o fresón ananá, la variación con mayor demanda hoy en día en todo el mundo. La parte comestible de esta planta es un eterio de color rosado, blanco o rojo.
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Historia de la frutilla chilena
La historia de la frutilla chilena se remonta a la época del siglo XVI. Para poder hablar de las primeras referencias históricas de esta planta, tenemos que remontarnos a 1542, cuando el conquistador Pedro de Valdivia hace un relato de la existencia de la “frutilla”.
De ahí en adelante nace un nuevo vocablo alternativo al que era utilizado en Europa para los frutos de tal género, a los cuales se les llamaba “fresas”. A lo largo de todo ese siglo, hubo infinidades de relatos y referencias acerca de la frutilla.
La definición de Fray Diego de la Ocaña en 1605 se basó en que en dichos campos había muchas frutillas, los cuales eran como madroños, un tanto más largos en algunos prados, al ras del suelo y en unas que otras matas pequeñas.
En 1614, Alonso de Ovalle también tuvo el privilegio de conocer estos frutos dulces, perfumados y blancos, y los clasificó como fragaria chiloensis.
Posteriormente en 1646 escribe su obra Histórica Relación del Reyno de Chile y en esta describe el cultivo de la frutilla, junto con sus 3 diversidades: blanca, roja y amarilla, así como también la comercialización de la misma.
En 1788, el abate Juan Ignacio Molina redactó la frutilla e hizo énfasis al nombre mapuche de la misma como quelguén. Durante este tiempo, Molina estaba residiéndose en Europa y llevó la información del cultivo de esta especie hacia Chelsea (Inglaterra), Bolonia (Italia) y París (Francia).
A finales del siglo XVIII, se comentaba con fuerza la presencia de esta especie en la ciudad de Santiago.
Durante el siglo XIX, distintos especialistas y autores informaron acerca de la presencia de la frutilla chilena en zonas de Concepción al Sur, en la cordillera de Nahuelbuta, en Santiago, y en Chillán.
En 1844, el naturalista oriundo de Francia, Claudio Gay, se refirió al cultivo de la fresa o frutilla de Chile conocida por los mapuches como quellguen y dio a conocer al mundo que en Chile crecían de forma natural y espontánea, especialmente en la zona Sur del país.
El cultivo de las frutillas se llevaba a cabo en jardines y huertas. En su escrito, describe a la fruta como si tuviese el tamaño de una nuez y con un color rosado. Aunque el color de la misma de convierte en blanco una vez cultivada, especialmente en el Norte del país.
Beneficios y propiedades de la frutilla chilena
La composición nutricional que tienen las frutillas chilenas es rica en minerales y vitaminas. Asimismo, poseen muy pocas calorías; apenas unos 34 gramos de 100.
Por otro lado, cierta cantidad de fresas aportan unos 2,2 gramos de fibra, 60mg de Vitamina E, Vitamina C, minerales como potasio, calcio y magnesio, y folatos.
La frutilla chilena tiene grandes beneficios para la salud. Esta puede enfocarse en puntos como:
1. Anemia
Al tener Vitamina C, la absorción del hierro no hermínico (proviene de las plantas y las carnes) en el intestino se elevan. Nutricionistas indician que el contenido tan alto en este micromineral ayudan a curar o a prevenir la anemia.
2. Estreñimiento
Debido a su elevado contenido en fibra y agua, las frutillas chilenas ayudan al tránsito intestinal.
3. Gota
Ya que son una especie enemiga del ácido úrico, las frutillas chilenas sirven como disolvente de la sales de este producto de las articulaciones. Gracias a su poder diurético, las frutillas chilenas ayudan a eliminarlas a través de la orina.
Una porción de 100 gramos de frutilla contiene en promedio:
Formas de preparación de la frutilla chilena
Las formas más comunes de preparar las frutillas chilenas pueden ser en forma de puré de frutillas, como un toque de color y dulzor en ensaladas, como un postre acompañado con dulces u otras meriendas.
Por lo general, las frutillas son utilizadas, más que todo, para los postres. No existe una forma específica al momento de servirlas de esta manera; todo depende de la creatividad y la preferencia de la persona.
La forma más común de preparar las frutillas es como una mermelada acompañada de ralladura de naranjas y otros ingredientes que hacen una combinación exquisita para el paladar.
Utilización de la frutilla chilena en la cocina
Antiguamente, el pueblo Mapuche la utilizaba como infusión para tratar diarreas, hemorragias, así como malestares del estómago, debido a las propiedades que posee. También realizaban un fermentado en ceremonias de estilo religioso.
Por su sabor dulce y ácido las frutillas son generalmente utilizadas para preparar postres y también para acompañar bebidas frutales o de otro tipo, como por ejemplo el famoso vino con frutilla que se sire en diversos restaurantes.
Una de las formas más antiguas de utilizar las frutillas chilenas en la cocina era en forma de sopa, con maicena y vino, servida con crema ácida.
También pueden ser utilizadas de forma procesadas junto con otras frutas para la preparación de helados caseros para los más pequeños de la casa.
Otro tipo de postre que se puede llevar a cabo en la cocina de cualquier hogar son las frutillas maceradas en jarabe encima de cheesecake, un panna cotta, o incluso encima de algunas cucharadas de yogurt.
También es muy utilizada actualmente para preparar borgoña o mermelada y en la industria chilena, el extracto de la frutilla es utilizada en productos como champú ya que permite el fortalecimiento del cabello y luminosidad.
Gracias a todo esto, podemos entender que las frutillas chilenas son un fruto bastante rico en Vitamina C, E, y otros minerales. Asimismo, pueden utilizarse en muchas variedades de postres, ya sean caseros o comprados, así como pueden ser los helados, yogurt, entre otros.