Por Comidas Chilenas
El borgoña es un riquísimo cóctel tradicional elaborado en base a dos de sus productos más nobles, vino tinto chileno y frutillas, ideal para acompañar tus celebraciones de fiestas patrias.
Contenido
¿Cómo hacer borgoña de frutillas?
Para preparar borgoña de frutillas puedes usar vino tinto que más te guste, el que viene en caja es más que suficiente, Cabernet Sauvignon o Merlot habitualmente, además de utilizar idealmente frutillas frescas, sino, las frutillas que vienen en conserva siempre son una buena opción.
Información nutricional
Cada ración de borgoña de frutillas contiene aproximadamente 158 kcal, 1 g de proteínas, 0 g de grasas totales, 0 mg de colesterol, 24 g de carbohidratos, 24 g de azúcares totales y 5 mg de sodio.
Receta de borgoña de frutillas chileno
Preparación: 30 minutos
Cocción: 30 minutos
Raciones: 6 personas
Ingredientes
- 750 ml de vino tinto
- 500 g de frutillas frescas
- 4 cucharadas de azúcar
- Hielo
Preparación
- Lavar muy bien las frutillas en agua fría retirándoles la corona verde, secar con papel absorbente y reservar.
- Picar las frutillas en trozos pequeños reuniéndolas en un bol, añadir el azúcar sobre ellas, cubrir con papel film y macerar en el refrigerador por unos 30 minutos.
- Añadir las frutillas maceradas en una jarra grande y verter el vino sobre ellas, revolviendo con una cucharada de madera hasta que el azúcar este bien disuelta, degustar y corregir dulzor a gusto añadiendo más vino tinto o más azúcar.
- Reposar el borgoña de frutillas por unos 5 minutos y añadir hielo opcionalmente al momento de servir.
Origen del borgoña chileno
Fue aproximadamente a mediados del siglo XIX que cultivadores europeos instalaron como tendencia la sobrevaloración de las cepas francesas y de vinos de imitación adoptando nombres como “tipo Burdeos”, “tipo Borgoña” o “Champagne”, buscando emular las características de los vinos originales de esas regiones.
¿Sabías qué?
El uso de frutillas par preparar bebidas fermentadas tiene sus orígenes en el pueblo mapuche, tal como lo documento el cronista Jerónimo de Vivar quien acompañaba a Pedro de Valdivia durante su llegada a Chile.