
Leche condensada casera
La leche condensada es una de esas cosas que amamos desde siempre, una leche cremosa y dulce que sirve como acompañamiento de postres, frutas, cafés y prácticamente cualquier cosa que se te ocurra, sin duda un imperdible del recetario casero.
Contenido
- ¿Cómo hacer leche condensada?
- Información nutricional
- Receta de leche condensada fácil
- Consejos adicionales
- ¿Por qué mi leche casera queda muy líquida?
- ¿Cuánto tiempo se conserva?
- ¿Puedo usar edulcorantes artificiales?
- ¿Se puede hacer sin lactosa?
- Historia y origen de la leche condensada
- ¿Sabías qué?
- Recomendamos
¿Cómo hacer leche condensada?
Preparar leche condensada en casa es tan fácil que uno suele preguntarse: ¿por qué no lo hice antes? El resultado es delicioso; la puedes preparar en la cantidad que necesites, con la textura que más te guste y ya no necesitarás acudir por ella a la tienda de abarrotes.
Información nutricional
Cada ración de leche condensada contiene aproximadamente 270 kcal, 45 g de carbohidratos, 7 g de grasas, 7 g de proteínas, 45 g de azúcares, 20 mg de colesterol y 150 mg de sodio.
Receta de leche condensada fácil
Preparación: 15 minutos
Cocción: 5 minutos
Raciones: 4 personas
Ingredientes
- 150 g de azúcar granulada
- 100 g de leche en polvo
- 70 ml de agua hirviendo
- 1 cucharada de mantequilla
- 1 pizca de sal
Preparación
- En un bol mediano, añadir el azúcar, la sal y la mantequilla, añadir el agua hervida, revolver hasta derretir e integrar todos los ingredientes y obtener la consistencia similar al almíbar. Incorporar la leche en polvo y revolver hasta obtener una mezcla homogénea.

- Verter la mezcla a un vaso minipimer y batir hasta obtener una textura suave y uniforme, sin grumos; verificar consistencia y añadir más agua hirviendo de ser necesario y volver a batir hasta alcanzar el espesor deseado.

- Verter la leche condensada en un frasco limpio y esterilizado y enfriar a temperatura ambiente. Conservar tapada y refrigerada hasta el momento de consumo, dentro de 5 a 6 días como máximo.
Consejos adicionales
- Aunque puedes mezclar a mano, batir con minipimer o licuadora garantiza una textura más fina y sin grumos, especialmente útil si la leche en polvo no se disuelve completamente al principio.
- Si deseas una leche condensada más espesa, puedes calentar la mezcla suavemente a fuego muy bajo durante unos minutos extra después de batirla, revolviendo constantemente.
¿Por qué mi leche casera queda muy líquida?
Esto puede deberse a insuficiente leche en polvo o exceso de agua. Añade más leche en polvo gradualmente hasta lograr la consistencia deseada, o si usas el método tradicional, continúa cociendo hasta que reduzca más. La consistencia ideal debe cubrir una cuchara como una capa espesa.
¿Cuánto tiempo se conserva?
En el refrigerador se mantiene perfecta por 5 días en recipiente hermético. A diferencia de la comercial, que dura meses, la casera no tiene conservantes artificiales. No se recomienda congelar.
¿Puedo usar edulcorantes artificiales?
No es recomendable usar edulcorantes como stevia o sucralosa, ya que no proporcionan la textura espesa característica y pueden dejar sabor metálico. El azúcar no solo endulza, sino que también actúa como espesante y conservante natural.
¿Se puede hacer sin lactosa?
Sí, puedes usar leche de almendras, coco o avena, aunque el resultado tendrá un color más oscuro y un sabor ligeramente diferente. También puedes usar leche en polvo sin lactosa siguiendo las mismas proporciones de la receta original.
Historia y origen de la leche condensada
La leche condensada fue inventada a principios del siglo XIX y nació como una forma de conservar y alargar la vida útil de la leche, en una época en donde eran frecuentes las intoxicaciones alimentarias provocadas por el consumo de lácteos en mal estado.
¿Sabías qué?
La leche es una excelente fuente de calcio, que es esencial para la salud de los huesos y dientes, así como para la función muscular y nerviosa. Además, la leche es rica en vitaminas como la vitamina D (que ayuda en la absorción de calcio), vitamina B12, riboflavina (vitamina B2) y minerales como el fósforo y el potasio.








