
Receta de chupilca chilena
La chupilca es una bebida colonial que consiste en mezclar vino tinto con harina tostada y su nombre derivaría de la «cupilca» o «kupilca» mapuche, una mezcla tradicional de harina tostada con chicha de manzana.
Contenido
¿Cómo hacer chupilca de vino?
Se trata de una bebida refrescante consumida en días de calor, ya sea en casa, en paseos de campo, fiestas y velorios, con fama de embriagador, pero también de ser muy alimenticio.
Información Nutricional
Receta de chupilca de harina tostada
Ingredientes
- 1 litro de vino tinto chileno
- 5 cucharadas soperas de harina tostada
- Azúcar
Preparación
- 1. Refrigerar el vino por al menos un par de horas.
- 2. Verter el vino en una jarra grande de vidrio y añadir la harina tostada, revolviendo con una cuchara hasta que no queden grumos.
- 3. Añadir azúcar a gusto y revolver muy bien hasta disolver por completo.
- 4. Servir la chupilca inmediatamente, bien fresca, en un vaso alto y amplio.
Origen de la chupilca chilena
A principios del siglo XX la chupilca llegó a ser una bebida popular tan apetecida como la chicha o el pipeño en las antiguas fondas y bares de La Chimba y el sector de Mapocho.
La RAE establece que el nombre chupilca se originaría en la expresión quechua «chupirka» o «chupi» que significaría algo así como «sopa», pero no existe consenso al respecto.
Vicente Pérez Rosales en su libro «Recuerdos del Pasado (1814-1860)» relata que 1848, cuando el primer grupo de chilenos zarpó en barco a trabajar en las mineras auríferas durante la fiebre del oro en California, entre sus pertrechos registraban «seis sacos de harina tostada» y «dos barriles de vino de Concepción» lo que demuestra su importancia y arraigo en el mundo popular de la época.
Chupilca del diablo ¿Mito o realidad?
De acuerdo a la leyenda, la chupilca del diablo era un «cóctel» de aguardiente y pólvora que habría sido muy popular entre los soldados del ejército chileno durante la Guerra del Pacífico.
El consumo de esta bebida supuestamente otorgaba vigor y mayor fortaleza física a quienes la consumían, lo que los convertía a los soldados chilenos en feroces y temibles combatientes.
Ahora bien, la verdad es que no existe ningún registro oficial o privado que mencione o confirme su consumo, ni tampoco registros de la disponibilidad de aguardiente como parte de los alimentos que recibía cada soldado como parte de su «rancho».
Algunos historiadores concluyen que si bien no fue una bebida de consumo popular, existe la posibilidad de que algunos soldados consiguieran el aguardiente clandestinamente y que ante el horror de la guerra hayan llegado a consumirla.
Lo cierto finalmente es que el consumo de azufre y/o nitrato de potasio (componentes de la pólvora) son considerados sumamente tóxicos y extremadamente dañinos para el cuerpo humano, produciendo cuadros que van desde irritación extrema a quemaduras gástricas que provocan sangramientos internos, atacando fuertemente al hígado y los riñones.